He leído un artículo en
El País en donde se habla de la llamada crisis de los 40. Algunos expertos aseguran que esto ya ha quedado anticuado, puesto que la esperanza de vida es cada vez mayor. Este reportaje me ha hecho reflexionar y he recordado el encuentro que tuvimos hace varios meses los alumnos de la
promoción del 69 del C.P. Menéndez y Pelayo. Me encontré con gente que no había visto desde los 14 años y aunque, lógicamente, el paso del tiempo, nos ha hecho a todos más guapos y más altos, también pude apreciar que todos desprendíamos una enorme vitalidad. Ahora, las redes sociales nos han unido de nuevo y nos encontramos creo en el mejor momento de nuestras vidas, habiendo experimentado las blancos y los negros de las experiencias vividas. Así que me reafirmo al leer el periodico que los 40 no es una edad para pensar en crisis, sino para hacer brillar la mágia que hay en cada uno de nosotros y la fuerza para afrontar cualquier desafío. ¡Si queremos, podemos!
Estoy totalmente de acuerdo. No creo que debamos considerar los 40 como una crisis. Para mí, a partir de los 35 es cuando alcanzamos nuestro mejor momento. Porque por fin, gracias a la experiencia acumulada, sabemos cómo somos. Conocemos nuestros defectos, los asumimos y dejamos de preocuparnos por lo que piensen los demás. Nos hacemos más comprensivos con los defectos y debilidades de la gente que nos rodea. Dejamos de una vez atrás, todos nuestros complejos.
ResponderEliminarSeguramente ya hemos pasado por la experiencia de perder a alquien querido y empezamos a valorar lo que tenemos y a disfrutar totalmente cada momento. Damos a cada cosa la importancia que tiene, dejando de perder tiempo en discusiones inútiles. Valoramos más nuestro tiempo libre frente al tiempo que dedicamos al trabajo. Nos damos cuenta de que los altos puestos, los grandes sueldos, nunca te acompañan cuando te sientes sólo y necesitas compañía. Sin embargo, el tiempo libre te permite disfrutar de estupendos momentos con la gente que quieres. Por fin dejamos de reberlarnos contra los padres. Entendemos lo difícil que lo han tenido para criarnos, lo insoportables que hemos sido en tantos momentos y la paciencia que han gastado con nosotros en todos ellos. Ahora somos nosotros los que con paciencia asumimos todas sus manías. Se han ganado el derecho a tenerlas.
Por fin, dejas de enfrentarte con el mundo y empiezas a vivir acompañándole. Y encima el físico todavía te permite hacer algunas locuras.
En una palabra, alcanzamos la plenitud.
(PD:Soy bego. Todavía no sé cómo publicar un comentario con mi nombre. Tengo que investigar cómo funciona esto)
No puedo estar más de acuerdo
ResponderEliminarBego, gracias infinitas por tus palabras. Son un soplo de aire fresco en este Mundo que muchas veces nos agobia.
ResponderEliminarSe nota que eres una gran mujer además de una persona muy inteligente.
No te deseo suerte, porque estoy seguro de que no la vas a necesitar. Te irá muy bien con la mentalidad que presentas.
Un besazo muy grande y mucha salud para ti y los tuyos.
Me llamo Jorge.